Cuando se va a completar un puzzle se necesita de todas sus pieza para poder hacerlo. Si éste está incompleto no podrá ser acabado. Algo así sucede cuando uno observa la plantilla del Atlético de Madrid. Más allá de infortunio, decisiones más o menos acertadas del cuerpo técnico y del estado de forma de varios de sus jugadores, el equipo carece de un mediocentro puro. Dicha figura siempre fue fundamental en el buen hacer de los de Simeone y desde el adiós de Tiago y la lesión de Augusto ahí falta un futbolista con dicho perfil.
Simeone ha probado todas las parejas posibles y ninguna acaba de asentarse: Gabi – Koke; Gabi – Saúl; Koke – Saúl; Saúl – Thomas: Koke – Thomas; e incluso a Giménez con algunos de ellos. Nada le ha convencido. ¿Por qué? Porque en ninguna de estas parejas hay una complementación como la que había con Tiago o Mario Suárez y Gabi, teniendo a Koke de interior, pero con libertad para involucrarse en el medio.
¿Pueden jugar Gabi, Thomas, Saúl o Koke de «5»?
El debate da para mucho pero lo que está claro es que no es la posición ideal de ninguno y situándoles ahí pierden potencial. Por poder claro que pueden y de hecho lo han hecho. Sin embargo su rendimiento baja considerablemente.
Gabi ha destacado estos años por ir a la presión. Desde su regreso al Atleti una de las cosas que mayores aplausos levantaban en el Calderón eran sus carreras al área rival, incluso hasta el central. Gabi contagiaba a sus compañeros y hacía de su ímpetu por recuperar la pelota el despertador de los suyos. El «14» iba con la seguridad de que en caso de ser sobrepasado tendría las espaldas cubiertas. Ahí estaría Tiago o Mario para barrer y beneficiarse del trabajo realizado por el ex del Zaragoza y Getafe. Gabi es garra, es pasión, es presión en banda para achicar espacios, pero no es un «5». Cuando le ha tocado bailar ahí lo ha hecho dignamente, porque su actitud es tan inmejorable que sería imposible hacerlo mal, pero su mejor versión aparece en otro lado.
Koke destacó posicionado en la banda el año de la conquista liguera. Desde ahí interpretaba fenomenal cómo y cuándo cerrar espacios. Su lectura del juego desde esa posición le daba al equipo superioridades tanto con balón, para poder salir, como sin él para poder quitarlo. Con la capacidad técnica que tiene se asocia con el lateral en espacios reducidos y a la hora de meter pases en profundidad al delantero siempre contará con un tiempo mayor que en el centro, donde normalmente encontraría más rivales. Cuando el vallecano está centrado no tiene la velocidad de giro que tenía Xavi para darse la vuelta y mover la pelota al otro lado ni la pausa de Tiago para darle sentido a todo. Aunque el Cholo lo ha intentado y dejó clara su intención de darle a Koke la posición que ocupó en las categorías interiores, las actuaciones de Jorge Resurrección en el medio no terminan de convencer al argentino. Puede ser un recurso utilizado para días concretos pero no un asiduo.
Luego está Thomas, un jugador que apenas ha contado con minutos en tres años y que dada la sanción había necesidad porque el de Ghana creciera en unos meses lo que no fue capaz en treinta y seis. Tirar la puerta abajo era lo que se le pedía y no lo ha terminado de conseguir. Ha contado con todas las oportunidades que no tuvo antes y en la balanza alterna actuaciones positivas con pérdidas de balones inadmisibles para jugar en una posición tan comprometida y más en un equipo tan grande. Tiene condiciones físicas y técnicas para permanecer en esta plantilla muchos años, pero debe de entrar poco a poco y con gente con la que pueda sacar a relucir sus mayores virtudes.
Y luego está Saúl. El ilicitano tiene físico para jugar donde quiera. Va sobrado y roba una cantidad de balones tremenda. Sus estadísticas sobresalen cuando vas al apartado de balones interceptados. Su debe en el centro es la toma de decisión: conduce demasiado cuando tiene que jugar a dos toques. Lo positivo es que gracias a su juventud puede aprender y acabar siendo un gran complemento al pivote que llegue, que todo hace indicar que será Rodri. Saúl con un «5» por detrás podría explotar su mejor virtud: la llegada. Sin embargo si le colocas a él ahí pierde esta cualidad, dado que su rol pasa de «box to box» a «paliar fuegos».
En resumidas cuentas, que todos crecerían con ese perfil de centrocampista que ahora mismo no tiene la plantilla. Con Vitolo asentado en banda y este fichaje jugadores como los anteriormente mencionados darán un nivel mayor del actual. No me cabe duda al respecto. Hace falta esa figura. Hace mucha más falta ese perfil que el de un creador. Es cierto que ambos vendrían bien, pero el Atleti del Cholo ganó mucho y desde Diego Ribas no ha tenido un mediapunta. El Atleti, en noches como la del Pizjuán necesita mucho más volver a presionar bien, robar arriba y con jugadores que lleguen desde segunda línea que jugar bonito. Recordar jugar bonito no siempre es jugar bien y el hincha lo que pide son resultados. Para alcanzarlos se necesita al Saúl que llega al área como en la semifinal contra el Bayern, al Koke liberado que meta pases a Costa, etc etc. El bonito ya es la guinda, pero no tan necesario.
Además con esa pieza el puzzle podría formarse con un 4-4-2 con un doble pivote escalonado, con un 3-5-2 con el «5» y dos interiores, donde dadas sus condiciones encajan a la perfección todo estos jugadores, o con un 4-3-3, situando a cualquiera de ellos por delante y a un lado del hombre que debe de venir. Todo hace indicar que el fichaje tiene nombre y apellidos: el ex canterano Rodrigo Hernández Cascante. A mí personalmente me encanta y a muchos de vosotros llevo hablándole de él desde hace más de un año.