Recién eliminado de la Copa del Rey ante el Albacete Balompié (Segunda División B), con la moral por los suelos y una afición desesperada. Así estaba la plantilla del Atlético de Madrid a 23 de diciembre del 2011, el día que Diego Pablo Simeone estampó su firma como nuevo entrenador rojiblanco. Va quedando lejos aquel recuerdo ante la ya larga trayectoria del argentino en el banquillo atlético. En esta entrada de «Equipos inolvidables» recordaremos a la plantilla que viajó desde el infierno a tocar el cielo en tan sólo seis meses. La andadura del Cholo comenzó tras una noche de terror en el Carlos Belmonte y tuvo como primer gran momento la maravillosa noche primaveral en Bucarest.
Si uno echa la vista atrás pensará que con aquel equipazo era fácil salir campeón, pero si hablamos de realismo, la plantilla rojiblanca estaba en el punto de mira a mitad de temporada. Hablar a toro pasado es ventajista, pero Simeone llegó a resolver un marrón y lo convirtió en una alegría difícil de olvidar.
Dos títulos de Europa League con dos 11 totalmente distintos

Apenas habían transcurrido veinticuatro meses desde la victoria ante el Fulham en Hamburgo, la final en la que Diego Forlán y compañía rompieron la sequía de títulos por parte colchonera después de muchos años. Sin embargo, la maltrecha economía rojiblanca y el estar tantos años fuera de la élite hicieron imposible retener a estrellas como De Gea o el Kun Agüero. Antonio López, Assunçao, Perea, Simao o Ujfaluši perdieron el sitio en beneficio de los nuevos fichajes y también fruto de su ya avanzada edad. En la imagen de arriba se puede ver el cambio de cromos en apenas dos años.
INOLVIDABLE BUCAREST
Lazio, Besiktad, Hannover 96 y Valencia fueron los rivales despachados en las eliminatorias previas a la gran final. Ni los más optimistas habrían pronosticado que el conjunto rojiblanco alzaría la copa de campeón en el Estadio Nacional de Bucarest. No lo habrían hecho en mayo, donde las casas de apuestas daban por favorito a su rival, el Athletic Club, pero mucho menos lo habrían apostado allá por el mes de diciembre. Sin embargo aquel día nueve pasó a la historia como una de las páginas más brillantes del Club Colchonero. Fue memorable, maravilloso, con golazos y un fútbol exquisito, venciendo aplastando a su rival y haciéndose digno merecedor del torneo.
En la capital rumana se vio a un conjunto serio, con las ideas muy claras, que presionaba al unísono y mostraba un convencimiento de fe en lo que hacía brutal. Apenas cuatro meses de trabajo de Simeone y ya se notaba su mano. Como se mencionó con anterioridad el conjunto vasco llegaba más favorito después de haber eliminado al Mánchester United. Sin embargo se trató de un espejismo y la calidad atesorada por los futbolistas colchoneros fue determinante para decantar la final. Falcao no se andó con tonterías y anotó dos auténticos golazos en la primera mitad. El brasileño Diego puso la guinda a cinco del final y lo que parecía ser una temporada de pesadilla terminó siendo una temporada de ensueño.
En Rumanía, en el Nacional de Bucarest, Simeone salió campeón por primera vez como entrenador del Atlético. Lo hizo a lo grande, aplastando a su rival y devolviendo a la gente a la fuente de Neptuno. Los jugadores celebraban en el hotel Intercontinental a la par que los aficionados disfrutaban incrédulos por las calles de Madrid. ¡Quién lo iba haber dicho unos meses atrás! Han pasado siete años y su Atleti anda inmerso en tratar de volver a la final de esta bonita competición europea.